Quienes nos conocen saben de nuestro gusto por la navidad, pero la vuelta al cole es uno de esos placeres ocultos e inconfesables que no podíamos revelar muy a la ligera cuando éramos niños. Sólo en grupos de total confianza. Si, siendo niños, decías que te gustaba el cole o que volvías con ganas, te podían tachar de rarito, friki, pelota o lo que al ocurrente de turno se le pasara por la cabeza.
Pero ahora somos adultos ¡Qué coño! ¡Y frikis! ¡Y raritos! ¿Qué pasa? Es lo que hay. Y ahora decimos con la boca bien llena que ¡Añoramos mucho la época de volver al cole! Ala. Ya lo he dicho.
No sabemos bien qué nos pasa cuando llega un catálogo de material escolar, cuando entramos al súper y vemos los pasillo repletos de cuadernos, estuches, bolígrafos y rotuladores, ¡Agendas! Uhhhhh. Las agendas cómo nos ponen. Ya sabemos de quien, leyendo esto, pensará: «si se compraba 4 agendas todos los años y luego no las usaba y se le olvidaba todo…» Ya. Pero tenías la agenda. Y por unos días lo apuntabas todo. Sí, TODO. Y lo sabes. Te creías la persona más organizada del mundo. La más eficaz. La que no dejaba un solo minuto del día sin organizar. Hasta se podía llegar a apuntar la hora de ir al baño, o el «tiempo libre para rascarse las bolas» de la semana. TODO.
Después, dejabas de usar la(s) agenda(s) como dejabas la dieta el día de Reyes.
Pero aun así, la vuelta al cole era la bomba. El olor de los libros nuevos. El tacto de la ropa nueva. La nuevas zapatillas que no querías rozar por nada del mundo. Esa raqueta «ultra plus» con la que sacarías a pelotazos a to dios del frontón (menudo disgusto cuando la rozabas contra la pared por primera vez…).
Y a vosotros ¿qué os gustaba (o no) de la vuelta al cole? Lo podéis comentar por aquí o en los comentarios del vídeo. ¿Cómo que qué vídeo? Pero… ¿no sabes que tenemos un canal en YouTube? ¡Pues corre a verlo! Y suscríbete, anda, que te veo con ganas.
Leave a reply