El domingo pasado se celebró la Feria Medieval de Hondarribia, aquella que os contamos que queríamos visitar desde hace un par de años.Como el sábado no pudimos celebrar mi cumpleaños por compromisos de cada uno, nos juntamos el domingo para comer en plan ligero y celebrarlo. Y digo ligero porque sólo teníamos sopa, langostinos, dos tortillas de patata, champiñones, espárragos, 3 lechugas caseras en ensalada, 6 kilos de pollo asado (3 pollos) con patatas asadas, helado y bizcocho para comer. Al estar con la operación bikini… hay que cuidarse.
Y tras el picoteo bajamos al casco viejo den Hondarribi para ver la feria. Pensábamos que íbamos tarde y que no habría ya nada, pero todo lo contrario. Lleno de gente. Y nos dijeron que por la mañana hubo más.
Como la semana había sido de las de dormir poco, estábamos con la batería baja. Una vuelta rápida, charleta con algunos amigos, conocidos y familiares y cuatro fotos. La próxima intentaremos entrar más en ambiente.
En los puestos pudimos encontrar todas esas cosas típicas de las ferias de artesanía y medievales: los últimos smartphones, tabletas, las GoogleGlass, Pcs de última generación, el puesto de Apple y esas cosas. Bueno, ya se ve en las fotos.
Lo que más nos entretuvo fue un puesto de infusiones en el que cogimos un par de bolsas para probar. Eso de manchar el agua con flores y rastrojos nos gusta.
Y lo que más nos cabreó fue el señor del puesto de espadas y puñales, que al ir a sacar fotos me dijo de malas maneras que había que preguntar y si quería de alguno en concreto, me dejaría sacar fotos. ¡Si hombre! Lo que me faltaba. Mientras le decía «vale, vale»… clak, clak clak. Tres que le fueron. Desconozco cómo está la legislatura respecto a esto, pero que no te dejen sacar fotos en un feria es como que no te dejen beber en una discoteca.
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